viernes, 25 de enero de 2013

Àvia Montse

La última frase que nos dijo la abuela, a mi hermano y a mí, de pie cada uno a un lado de la cama, fue "Coged el paraguas, mañana va a llover". Señalaba el logotipo del hospital; las enfermeras le habían puesto las sábanas al revés.

Después se durmió.

Y tuvo razón. Al día siguiente llovió.

Pero ella nunca lo supo, porque ya no se despertó más. Durmió durante cinco días y se marchó.

Àvia, tantes coses que ja no podré explicar-te. Ni preguntar-te.



Gràcies per tot el que ens has donat i ensenyat. Per ser l'àvia dolça que sempre rebia els néts amb un somriure. Per ser l'àvia moderna que va aprendre a utilitzar l'iPad i enviar e-mails quan ja passava els 80. Per fer-nos sentir sempre importants i estimats.
Sé que deixarem de plorar-te i et recordarem, tots, amb un somriure, perquè tots els moments i tots els records son bons.
Et trobaré molt a faltar.


lunes, 7 de enero de 2013

Fred

Ahora que viene el frío, me acuerdo. Siete horas en un autobús, de noche.
Cuando llegué, toda la ciudad dormía. Toda tu ciudad dormía.

Hacía tanto frío que cuando un chico
con quien tomé un café en el área de servicio
me ofreció entrar en la cabina de teléfono donde se había refugiado,
entré.
Era una cabina de las antiguas y nos sentamos sobre su maleta.

Me preguntó para qué había venido,
le dije que a verte a ti
y él me contó una historia parecida.

Nos reímos.
Dos tontos tiritando de frío,
un 23 de diciembre en el norte.

Esperando.

Más tarde, abrió el bar de la esquina.
Le invité a un café y llegaste, por fin.
Me dijo "qué suerte, yo seguiré esperando".

A veces me pregunto si ellos lograron que funcionara.